Pasó a mejor vida
“El primer día de omnipotencia intelectual será aquel en que todos los hombres puedan contemplar en el día de su muerte la alborada de una nueva vida más completa” — Eugenio María De Hostos
Estudiar y comprender el proceso de la muerte desde la perspectiva del espíritu, puede hacer una muy marcada diferencia entre vivir con pánico esperando una muerte inevitable o vivir en la alegría de saber que esa muerte inevitable (sea la que nos toque vivir) nos regresa a la verdadera vida.
Nadie se escapa ante el progreso y el crecimiento espiritual que nos obsequia el momento de nuestro último aliento.
Comprender este proceso natural del cuerpo físico e inapelable, las consecuencias de cómo hemos vivido con nuestros actos egoístas e inmorales, el tiempo invertido en resolver nuestra constante insatisfacción material ante puesta a la espiritual y demás acciones, marcan nuestros primeros pasos al otro lado de la nueva vida.
La confianza y convicción de que disfrutemos un mejor mañana debe ser consuelo para vivir una vida plena y conforme a las pruebas difíciles que nos corresponde vivir.
Disfrutar del conocimiento anticipado nos va a colocar en ventaja.
Así también, haber cosechado en la vida “la práctica del bien y la pureza de la conciencia” no vas ayudar a obtener un proceso más corto en la adaptación de la realidad, a la cual retornamos una vez, volvemos al lugar de origen que abandonamos para poder ir a nacer.
El libro de los Espíritus de Allan Kardec nos educa dedicándonos bajo el Libro Segundo del texto, dos capítulos completos de interés.
El primero, el capítulo III, Regreso de la vida corporal a la vida espiritual; este nos comparte detalles sobre cómo reacciona nuestra alma después de la muerte, que podemos esperar de su separación del cuerpo y que podemos encontrarnos durante el periodo de turbación al que podamos enfrentarnos.
El segundo es el capítulo VI, Vida espírita, nos habla de los mundos transitorios a los que podemos acudir para nuestro aprendizaje, desarrollo o recuperación, las nuevas percepciones, sensaciones del espíritu, entre otros temas.
Discernir estos capítulos ayuda a madurar nuestro intelecto con respecto al tema y nos permite reflexionar sobre cuán preparamos estamos para partir.
El miedo a la temible muerte no es sino, una consecuencia de la desinformación que tenemos sobre un proceso desconocido o; la inconformidad a una explicación que nos inculcan desde pequeños sobre los conceptos “cielo e infierno”.
Por eso, es necesario obligarnos a comprender en profundidad a que responde el alma una vez, deja el mundo material que conocemos.
Como nos señala la pregunta 150 cuando Kardec pregunta a los espíritus:
“¿Nada se lleva el alma consigo de este mundo?” y los espíritus le responde: “Nada más que el recuerdo y el deseo de ir a otro mundo mejor. Ese recuerdo está lleno de dulzura o de amargura, según el uso que se ha hecho de la vida. Cuanto más pura, mejor comprenderá la futilidad de lo que ha dejado en la Tierra.”
Pregunta 159, “¿Qué sensación experimenta el alma en el momento en que se reconoce en el mundo de los Espíritus? Depende. Si has hecho mal por deseo de hacerlo, en un primer momento, te avergonzarás de haberlo hecho. Para el justo es muy diferente pues se siente como aliviado de un gran peso y no teme ninguna mirada escudriñadora.”
Entender cada paso nos brinda paz y tranquilidad en un proceso tan natural como fue respirar nuestra primera bocanada de aire fuera del útero de nuestra madre.
Entendamos que la separación del espíritu de nuestro cuerpo no es dolorosa.
La pregunta 154 nos informa: “¿Es dolorosa la separación del alma y el cuerpo? No, y con frecuencia sufre más el cuerpo durante la vida que en el momento de la muerte, pues el alma no toma parte en ello. Los sufrimientos que a veces experimenta en el momento de la muerte, son un placer para el Espíritu, que ve llegar el fin de su exilio.”
Pregunta 155 “¿Cómo se opera la separación del alma y del cuerpo? Roto los lazos que la retenían, se libera.”
“El alma se libera gradualmente y no se escapa como el pájaro cautivo que gana de súbito la libertad… el Espíritu se libera poco a poco de sus lazos, que se desatan y no se rompen.”
Pregunta 157 “En el momento de la muerte, ¿siente a veces el alma una inspiración o éxtasis que le permite entrever el mundo al que va a entrar? Con frecuencia el alma siente como se desatan los lazos que la unen al cuerpo, y entonces hace todos los esfuerzos en romperlos completamente.
Separada ya en parte de la materia, ve el futuro descorrerse ante ella y se alegra, por anticipado de la situación de Espíritu.
Por otro lado, vislumbrar una vida futura junto a nuestros seres queridos que han abandonado el cuerpo antes que nosotros debe ser siempre motivo de alegría. Para muchos, el reencuentro es parte de su bienvenida al nuevo hogar.”
Pregunta 160 “¿El Espíritu encuentra inmediatamente a los que conoció en la Tierra y que murieron antes que él? Sí, según el afecto que les tenía y que ellos tenían por él.
Con frecuencia lo vienen a recibir a su regreso al mundo de los Espíritus y lo ayudan a librarse de la influencia de la materia.
Reencuentra, también, a muchos que había perdido de vista durante su permanencia en la Tierra.
Ve a los que están en la erraticidad, a los que están encarnados y los va a visitar”.
Asimismo, los individuos que viven en completa soledad sin familia por las que sentir afecto y amigos a quien amar, sepan que nunca han estado solos y nunca lo estarán aun en su transición a una vida de aprendizaje y amor.
La pregunta 492 nos aclara con respecto a nuestro ángel guardián: “¿El Espíritu protector está unido al individuo desde su nacimiento? Desde el nacimiento hasta la muerte, y con frecuencia le sigue después de la muerte en la vida espírita e incluso en varias existencias corporales…”
En conclusión, aprendamos en primer lugar que nunca estaremos solos en el proceso, y en segundo lugar que (pregunta 961) en el momento de la muerte los individuos podemos experimentar sentimientos diversos según hallamos vivido nuestros actos en la vida material.
De tal forma que la mayoría podemos sentir duda, miedo o la esperanza.
Por lo general, puede haber “duda en los escépticos endurecidos, temor en quienes son culpables y esperanza en el hombre de bien.”
Por lo tanto, ejercitemos ser hombres de bien para nuestras familias, amigos y comunidades para así, garantizar un despertar tranquilo lleno de serenidad.
Si lees estas líneas, aprovecha las enseñanzas que nos brinda el espiritismo para sobrellevar las pruebas con paciencia y resignación.
A la larga éstas nos ayudan a ser hombres y mujeres de bien con una alta estima a los valores morales que, sin duda, van influenciar en el desenlace de nuestro último suspiro para dar el cambio a la verdadera vida futura.
Por Ivelisse Montijo Román
Publicado en la revista A la Luz del Espiritismo. Publicación Oficial de la Escuela Espírita Allan Kardec. Puerto Rico. Año 2. Nº6. Enero 2016 https://www.educacionespirita.com/
Muy bonito e instructivo y da consuelo a los que tenemos en estos momentos a un familiar muy enfermo.