febrero 1 2016

Los «Espíritas apasionados»

El problema es el de siempre: el Espiritismo es un instrumento de trabajo interno (y por supuesto un instrumento de llegar y servir a los demás); NO para trabajar a los demás. …

Hay muchos que por un proceso de codificación erróneo van por ahí haciendo «doctrina», en plan salvadores del mundo; y no, ese no es el plan….

Hay que desintificarse, desapasionarse… Pues la revelación de los Espíritus NO es nuestra, no nos pertenece, y por lo tanto no es necesario «justificarla» o «defenderla» (a todo instante y en cualquier ambiente) como sí fuera una extensión de nuestro ego.

Amar el Espiritismo, sentir su llamado transformador no significa convertirse en fanáticos defensores de la Verdad.

Prestemos atención a todo esto, porque un espírita acomodado, de rótulo, no es un espírita auténtico. …pero un espírita exaltado es disfuncional en términos personales y totalmente perjudicial en términos divulgativos (porque casi siempre termina produciendo extrañeza y/o rechazo).

El espiritismo es una convicción interior y un instrumento de ayuda (y sobretodo autoayuda), pero no una justificación para ir por ahí fiscalizando las conciencias ajenas y observando con una lupa la moralidad del prójimo.

Por Juan Manuel Ruiz González

Escrito por Juanma

Juanma

Juan Manuel Ruíz González es miembro de la Asociación Espírita José Grosso de la ciudad de Córdoba (España) y fundador del grupo de Facebook «Doctrina Espiritista 2.0». También escribe artículos en publicaciones espíritas como el periódico madrileño «El Ángel del Bien» y es asiduo colaborador de la web Zona Espírita.


Publicado 1 febrero, 2016 por Juanma en la/s categoría/s "Espiritismo

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