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Un familiar desencarnado también puede comunicarse

Ivelisse Montijo Román ha escrito:

Nuestros seres amados, aunque que se hayan adelantado al mundo espiritual antes que nosotros, no siempre pierden comunicación con los seres queridos.

Los fuertes lazos de amor que nos unen los mantienen siempre interesados y pendiente de nuestros pasos y decisiones más importantes en nuestro andar por la vida terrenal.

Por merecimiento a sus acciones, muchas veces se les es permitido acercarse para aconsejarnos, inspirarnos, consolarnos y apoyarnos en momentos claves de nuestras vidas.

Por esa razón, si estamos atentos a las sutiles señales, podremos darnos cuenta de que esa comunicación es íntima, es viva, es real y mucho más común de lo que nos podamos imaginar.

En los capítulos 8 y 9 de El libro de los Espíritus de Allan Kardec nos expone cómo se pueden percibir muchas de estas manifestaciones.

El capítulo 8 nos explica los principios básicos de la “Emancipación del alma” para entonces poder comprender en el capítulo 9 la “Interacción de los espíritus en el mundo corporal”.

De esta exposición, podemos comprender que la comunicación entre nosotros, los encarnados y el mundo espiritual, es un proceso que se da contínuo y mucho más común a lo que sospechamos.

Te invito a reflexionar en ambos capítulos y a reevaluar algunos de esos momentos sutiles donde probablemente hayas tenido una comunicación.

A continuación desgloso a manera de referencia, algunos momentos donde el amor se confabula para prevenirnos, cuidarnos de un mal momento, inspirarnos, aconsejarnos ante las situaciones; entre otras cosas.

Puedes marcar con las que te sientas identificado, así podrás darte cuenta cuán sensible eres a esos acercamiento y cuán frecuentemente suelen suceder.

Quizás sueñas haberlo visto más joven y con su rostro sereno.

Al despertar, sientes una sensación de tranquilidad y paz.

O por el contrario, escuchar decir ingenuamente a un niño de la familia que está jugando con un supuesto amigo imaginario que, resulta llevar el mismo nombre de un niño u otro familiar fallecido que el infante nunca conoció.

Recordamos la conversación y el recuerdo se nos hace muy real.

Por Ivelisse Montijo Román

Publicado en la revista A la Luz del Espiritismo. Publicación Oficial de la Escuela Espírita Allan Kardec. Puerto Rico. Año 2. Nº7. Julio 2016 https://www.educacionespirita.com/

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