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Una Visión del Espiritismo para el siglo XXI: (2ª parte)

Oscar M. García Rodríguez ha escrito:

VIGENCIA DE LOS POSTULADOS FUNDAMENTALES DEL ESPIRITISMO

Los principios fundamentales que constituyen el marco estructural del Espiritismo (Existencia de Dios; Preexistencia y Supervivencia del Espíritu; Evolución del Espíritu; La Reencarnación; Mediumnidad; Pluralidad de Mundos Habitados) no sólo no se han visto negados por el progreso de la humanidad, sino que los avances y las investigaciones realizados por el hombre en muy diversos campos del conocimiento, han venido ofreciendo evidencias y pruebas cada vez más numerosas y concluyentes a favor de ellos.

Desde la medicina, la biología, la astronomía o la física se aportan periódicamente descubrimientos que refuerzan la realidad de los postulados del Espiritismo.

Y en el orden moral, los ideales de la fraternidad que propugna el Espiritismo parecen cada vez más necesarios y urgentes en un mundo presidido por la exacerbación del egoísmo y las lacerantes injusticias sociales.

Una de las últimas fuentes de verificación de las enseñanzas espíritas ha venido a través de un camino del todo inusitado hace unos años: La Transcomunicación Instrumental.

La importancia que para el Espiritismo están alcanzando las investigaciones en la Transcomunicación Instrumental (TCI), viene determinada por el hecho de que si bien esas investigaciones, en su mayor parte, están siendo realizadas por científicos y técnicos ajenos al Movimiento Espiritista, los resultados obtenidos confirman una y otra vez sus tesis básicas.

EL PAPEL HISTÓRICO DEL ESPIRITISMO

Cuando nos detenemos a reflexionar en torno al contexto histórico en el que el Espiritismo surgió y su evolución posterior, con la perspectiva que nos dan los 145 años transcurridos desde la publicación del “Libro de los Espíritus”, nos damos cuenta que al igual que otras grandes ideas transformadoras la humanidad, ésta llegó al seno del género humano cuando las condiciones sociales, psicológicas y espirituales se encontraban propicias para recibir y asimilar el nuevo impulso evolutivo.

Siguiendo con esta reflexión, nos hemos preguntado muchas veces cuál podría ser considerada la aportación substancial, original o específica, del Espiritismo a la evolución del conocimiento humano.

Y tras un detenido examen del asunto nuestra conclusión es que el papel histórico que le ha tocado jugar al Espiritismo, como Idea y como Movimiento, tiene dos facetas de enorme trascendencia:

1°.- Sacó del contexto de la religión, es decir, del ámbito de la creencia y el dogma, todo lo concerniente al mundo más allá de la muerte y la realidad espiritual del ser humano, territorio hasta entonces considerado patrimonio exclusivo de las religiones, trayéndolo al campo de la Ciencia y, por tanto, haciéndolo accesible a la experimentación científica.

2°.- Mediante sus investigaciones, especialmente en el laboratorio de la mediumnidad, el Espiritismo ha proporcionado a la humanidad un valioso tesoro, constituido por el mayor cúmulo de evidencias que ha tenido a su disposición nunca el hombre, para poder decir definitivamente que la muerte, entendida como la extinción del Ser, NO EXISTE.

Esta idea, por sí sola, puede representar a la perfección el estandarte de toda una Nueva Era para la humanidad, y así creemos que será.

LA HERENCIA DE KARDEC

Si hay algo que los espiritistas no podemos olvidar y dejar de remarcar permanentemente, porque es un valor universal que debería ser referencia para todo estudioso, investigador y, en general, interesado en todo lo que es la temática de las Ciencias Psíquicas y el mundo del espíritu, es lo que constituye la más universal e imperecedera herencia de Kardec: SU ACTITUD VITAL.

La manera que Allan Kardec adoptó para realizar sus investigaciones es INATACABLE; esto ha sido reconocido incluso por los mismos que no admitieron sus conclusiones.

Dicha actitud fue permanente en su vida y desde su infancia la aplicó a cuantas actividades intelectuales, estudios e investigaciones realizó.

Veamos, con sus propias palabras, un ejemplo de ese posicionamiento vital que presidiría la codificación del Espiritismo:

“Apliqué a esta nueva ciencia, como era mi costumbre, el método experimental. Jamás senté una teoría preconcebida; observé atentamente, comparé y deduje consecuencias. De los efectos procuré remontarme a las causas por la deducción y el encadenamiento lógico de los hechos… Así había procedido en mis trabajos anteriores, desde la edad de quince a dieciséis años.

Desde el primer momento me di cuenta de la exploración que iba a emprender…; me era preciso proceder con circunspección y no a la ligera; ser positivista y no idealista, para no dejarme llevar de mis propias ilusiones”. (Mi primera iniciación en el Espiritismo, “Obras Póstumas”).

El carácter amplio, abierto, exigente, antidogmático, de puro buscador de la Verdad, con que Allan Kardec impregnaba todos sus trabajos y que imprimió también al Espiritismo, no puede quedar mejor ejemplarizado en estas otras palabras suyas: Si con el avance de la humanidad se demuestra que en algún punto el Espiritismo estaba errado, se substituirá este punto y se seguirá adelante.(1)

NECESIDAD DE UN REPLANTEAMIENTO CRÍTICO DEL LENGUAJE DEL ESPIRITISMO

Otro aspecto que nos parece interesante tocar es el del lenguaje en el Espiritismo.

Creemos que es necesario una permanente actualización del lenguaje espiritista, mediante una puesta en común periódica dentro del movimiento, en los foros de reunión y debate que se establezcan, donde se tomen resoluciones consensuadas cuando aparezcan dudas, para el uso de una terminología común.

En la nomenclatura espiritista habitual hay términos confusos e imprecisos.

Parte de ese lenguaje ha sido y es utilizado habitualmente en otros contextos, con lo cual se presta fácilmente a la ambigüedad en lo que respecta a su significado.

Resulta necesario entonces, a falta de términos precisos, acudir a farragosas explicaciones o a sutiles matizaciones que no ayudan precisamente a la claridad de las ideas, porque si bien existen argumentos en favor de un significado, hay casos en que pueden esgrimirse otros, con no menos derecho, que apuntan en direcciones bien diferentes.

Pongamos un sólo ejemplo.

El término “espiritista” o “espírita”, es causa de grandes equívocos cuando se usa como adjetivo y es aplicado para caracterizar a la fenomenología mediúmnica, de tal forma que frecuentemente se habla de “fenómenos espiritistas o espíritas”.

Esta expresión es una puerta abierta a las falsas interpretaciones, porque da pie a catalogar cualquier reunión de experimentación mediúmnica como reunión espiritista, y bien sabemos los espiritistas la enorme cantidad de problemas a que ha dado lugar la igualación artificiosa de las expresiones “sesión mediúmnica” y “sesión espiritista”.

No toda sesión mediúmnica es espiritista y no toda sesión espiritista es mediúmnica.

Lo que identifica a una sesión mediúmnica como espiritista, es que se realice con la finalidad y los patrones filosóficos, éticos y técnicos desarrollados en el Espiritismo.

Esas sesiones en las que se experimentan contactos con el más allá y que indiscriminadamente se las denomina “sesiones espiritistas” sin serlo, que en no pocas ocasiones incluyen los más demenciales y absurdos ceremoniales, invocaciones mágicas, excentricidades, uso de alcohol o de drogas, etc., en las que se comercia con el interés o el dolor ajenos, muchas de las cuales terminan en situaciones desagradables, esas reuniones, repetimos, nada tienen que ver con una sesión espiritista.

Si verdaderamente hay actividad de contacto espiritual -de bajo tenor, claro- se las podrá llamar de forma general “sesiones mediúmnicas”.

La expresión “sesión mediúmnica espírita o espiritista”, debe calificar exclusivamente a aquella sesión mediúmnica que se realice bajo los patrones desarrollados en el seno del Espiritismo atrás mencionados.

Igualmente, se debe hablar de fenómenos mediúmnicos y no de fenómenos espiritistas, por las mismas razones apuntadas.

El movimiento espiritista, al igual que ocurre en toda ciencia, necesita plantearse una revisión constante de su terminología, procurando que los significados y los significantes sean cada vez más ajustados.

Todo ello redundará, sin duda, en la mejor divulgación de la doctrina espiritista. ❐

Referencias: (1) Así podemos leer en “La Génesis”, Cap. I, nº. 55: “El Espiritismo, marchando con el progreso, nunca quedará rezagado: porque si nuevos descubrimientos le demostrasen que está en el error en un punto dado, se modificaría en este punto, y si una nueva verdad se revelara, la aceptaría.”

Por Oscar M. García Rodríguez “Grupo Espírita de La Palma” Isla de La Palma – Canarias (España) Noviembre 2002.

Para la publicación de este contenido, se ha utilizado parte de la transcripción de su conferencia que desarrolló en las “II Jornadas Andaluzas”, celebradas en San Fernando (Cádiz), el 1 y 2 de Noviembre de 2002. Publicada en la revista Flama Espírita nº 118 de Octubre/Diciembre de 2005. (Titulado: “Una Visión del Espiritismo para el siglo XXI. Partes (III,IV,V y VIII) (Continuación de la publicación iniciada en Flama Espirita nº 117)” – Puedes acceder a este ejemplar desde este enlace del Centre Barcelonés de Cultura Espírita: http://www.cbce.info/web/index.php/flama-espirita/52-flama/118

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