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Editorial

El estudio de una doctrina, tal como la Doctrina Espírita, que nos lanza de repente en un orden de cosas tan nuevas y tan grandes, no puede ser hecho con buen resultado sino por personas serias, perseverantes, ajenas de prevenciones y animados de una firme y sincera voluntad de alcanzar un resultado.

No podríamos dar esos calificativos a los que juzgan, a priori, ligeramente y sin haber visto todo; que no dan a sus estudios ni la continuidad, ni la regularidad, ni el recogimiento necesario; y menos aún sabríamos darlos a ciertas personas que para no faltar a su reputación de personas chistosas, se empeñan en procurar un lado burlesco en las cosas más verdaderas, o juzgadas tales, por personas cuyo saber, carácter y convicción dan derecho al respeto de quien se vanaglorie de educado.

Por tanto, aquellos que no juzgan los hechos dignos de ellos y de su atención, que se abstengan; nadie sueña con violentar sus creencias, pero que respeten así mismo las de los otros.

Allan Kardec
El Libro de los Espíritus

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