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¿Cómo es la Vida en el Mundo Espiritual?

José Arroyo ha escrito:

Desde que las primeras crónicas escritas quedaron registradas, el ser humano ha aprovechado este medio para transmitir el conocimiento que previamente se perpetuaba por tradición oral.

Mitos, creencias, códigos, cuentos, leyendas, crónicas, canciones, poemas, todo esto conforma las primeras incursiones en la expresión escrita.

Las experiencias relacionadas a la mitología y los relatos anecdóticos de lo que ocurría mas allá de la vida física también quedaron retratados en la literatura escrita.

Las “revelaciones divinas”, expresadas en las religiones o prácticas espirituales más tribales o arcaicas, también tienen sus aportaciones en torno a lo que se debe esperar una vez el cuerpo físico deja de funcionar completa y permanentemente.

En nuestro caso, como espiritistas y estudiosos de la mediumnidad, comprender el funcionamiento, la organización, el ‘vivir’, la vida extra física debería ser uno de los motivadores para investigar, estudiar, auscultar y contrastar las informaciones que se reciben de los residentes o hasta de los visitantes a dicha realidad.

Después de todo, hoy día el mundo literario anglo-cristiano se emociona cuando el pastor Todd Burpo publica un libro titulado El Cielo es real, basado en la experiencia cercana a la muerte de su niño de 4 años y lo que poco a poco les relata a sus padres sobre su visita ‘al cielo’.

También se sobresalta esta masiva comunidad cuando el pastor Don Piper publicó su libro 90 minutos en el cielo o cuando el neurocirujano Eben Alexander redacta su libro Evidencia del cielo, ambos basados en la experiencia cercana a la muerte de sus autores y el relato de lo que recuerdan.

LA MUERTE NO ES EL FIN

A pesar de que los espiritistas no somos cristianos, de acuerdo a todas las iglesias cristianas y a la propia articulación de lo que es la tesis espírita presentada por Allan Kardec, no podemos dejar de ver en estos libros la orquestación del Mundo Mayor en beneficio de todos.

Es decir, la realidad de la continuidad de la vida será conocida y eventualmente comprendida por todos, aunque se aclimate el discurso a lo que cada grupo puede manejar en un momento dado.

El valor de estos libros, desde nuestra perspectiva, yace en que hace repensar a los cristianos no fundamentalistas sobre algunos de los dogmas inamovibles que han abrazado por siglos.

Ya “el cielo” no está sellado para los que creen de una forma u otra, sino que estos autores o narradores se encuentran allí con personas que incluso no creían en lo que ellos creían.

Esto es una oportunidad, a mi entender, que los Benefactores de la Humanidad están utilizando para ir rompiendo paradigmas y ampliando nociones en la población cristiana que, económica, numérica y culturalmente hablando, son la inmensa mayoría en occidente.

Por otra parte, encontramos los clásicos y ya reconocidos estudios de Raymond A. Moody Jr., Melvin Morse, Sam Parnia, Elizabeth y Peter Fenwick, Ian Stevenson y tantos otros investigadores que se han dedicado a entender los procesos de las experiencias cercanas a la muerte (ECM) y lo que tienen que decir los que recuerdan conscientemente dicha experiencia.

También debemos reseñar a Elizabeth Kubler-Ross con sus estudios de las Experiencias de Cercanía a la Muerte, que es diferente a las ECM, recopilados a través de sus vivencias con pacientes moribundos o en el lecho de muerte.

En estos relatos hay varias características en común, como lo son el sentirse levitando lejos del cuerpo, la sensación de libertad, la presencia amorosa de alguien que les irradia compasión y amor, los familiares que les habían precedido en el cambio de vida, las luces, las percepciones amplificadas y la revisión de vida como un proceso inconcluso por el regreso al cuerpo.

La mayoría de estas experiencias vividas no quedan circunscritas a una interpretación religiosa particular, a menos que el individuo así lo perciba.

Podríamos deducir que lo que se vive, en esa experiencia, queda muy sujeto a una interpretación subjetiva, relacionado a varios factores.

Ahora estamos entrando en materia de asunto y de estudio del Espiritismo.

¿Pero, y los espiritistas, tienen informaciones divergentes o contrarias a lo que dicen estas personas sobre el Mundo Espiritual o son cónsonas con estas y miles de experiencias relatadas en la literatura?

La respuesta no es tan absoluta, pero efectivamente hay ciertas incongruencias y similitudes, debido a factores que exploraremos a continuación.

Existe un libro, muy famoso en los medios espíritas especialmente en Brasil, titulado Nuestro Hogar.

Dependiendo de la editorial también lo titulan Nuestro Hogar o la Vida en el Mundo Espiritual.

Este libro fue escrito mediante la psicografía o la facultad mediúmnica de expresar a través de la escritura las ideas y los pensamientos que irradia un espíritu cercano, que en este ejemplo sería el autor intelectual del libro.

En este artículo no deseo entrar en los méritos de la obra en cuanto a su originalidad o lo similar que es a otras novelas y relatos anteriores al 1943 que fue cuando se publicó.

Sí quiero presentar una opinión versada e indirecta en torno a temas que se tocan a lo largo y ancho de dicha obra, para poder dar un poco de contraste a lo que comúnmente se piensa en torno a ella.

ROMPIENDO PARADIGMAS

El reto que existe cuando se realiza una lectura crítica y filosófica a los libros que han sido psicografiados, estriba en que la mayoría de los lectores presumen que estos libros son relatos históricos, objetivos e incuestionables sobre elementos que no entran en la cotidianidad de los encarnados.

Es decir, se presume que porque lo dictó André Luiz a través del médium Chico Xavier ya pasó a ser parte de la codificación espírita y que todo lo que allí contiene es cierto, real e incuestionable (similar a los dogmas).

Rara vez se atreve alguien a decir, a reconocer y a señalar que este tipo de literatura, la psicografiada, cuenta con un alto porcentaje de elementos novelescos (personajes, trama, desenlace) y que mezcla informaciones genuinas con un estilo entretenido de lectura.

Su fin es uno didáctico, a través del entretenimiento, sin necesariamente aspirar a ser relatos históricos o informes periodísticos libres de editorialización.

Como espiritistas, tenemos la obligación de levantar serios cuestionamientos en torno a lo siguiente, cuando hablamos de la literatura mediúmnica:

¿Por qué los espíritus que se comunicaron cuando comenzó la codificación kardeciana nunca hablaron de un “umbral” o de los “ministerios” en las “colonias espirituales” que en este tipo de obras se menciona?

¿Hay que alimentarse, cobijarse en hogares o cobrar un salario por el trabajo solidario, según indican los libros psicografiados?

¿Acaso el miedo a los elementos meteorológicos o la desnutrición son parte del quehacer espiritual?

¿Se equivocó Kardec o fue incompleta su apreciación sobre la vida en el “mas allá” y por eso este tipo de literatura viene a completar lo que a Kardec le faltó por investigar?

¿Será que hemos fallado en seguir las recomendaciones kardecianas de pasar todas las informaciones de los espíritus por el tamiz de la razón y la de tomar las comunicaciones como sus opiniones y no como verdades absolutas?

Aunque las repuestas a estas preguntas puedan ser de fácil acceso para la mayoría, algunas personas se sentirán incómodas leyéndolas, y más aún pensando las respuestas.

Esta inquietud es necesaria levantarla, para que la opinión espírita, si no puede ser mayormente consensuada, por lo menos sea racional, lógica y bien articulada.

Este tipo de libros, el anecdótico de las ECM o el psicografiado, presenta en muchas instancias informaciones interpretadas por los médiums o con un alto grado de distorsión.

Esto no necesariamente es un defecto de la mediumnidad, sino que se convierte en una oportunidad de nosotros, los lectores, desarrollar criterios justos, razonables, lógicos y cónsonos con la investigación mediúmnica contemporánea.

¿ENTONCES, CÓMO ES EL MUNDO ESPIRITUAL?

Del amplio espectro de razones por las que no todo es tan “concreto”, tan “paralelo” o tan “idéntico” en la realidad extrafísica como lo es en nuestra realidad física, en vez de nombrar los mecanismos que dificultan el que estas obras y anécdotas en las experiencias cercanas a la muerte, puedan ser tomadas tan literal y absolutamente, preferimos utilizar este espacio para enumerar en forma de resumen lo que sí podríamos encontrar en dicho espacio extrafísico y el por qué.

Es importante tener presente que los procesos de desencarnación conllevan un poco de reajuste, de turbación o confusión.

Esto es más pronunciado en aquellos individuos centrados en una vida física, con poca o ninguna expectativa de continuidad y trascendencia o en aquellos que enfocan sus energías y pensamientos en ideas y actividades de bajo tenor vibratorio (odio, celos, resentimientos y tantas otras).

Debido a esta particularidad, los relatos de las experiencias cercanas a la muerte pueden ser analizados y entendidos como un evento relatado por alguien que posiblemente no pueda apreciar completamente la experiencia, la simbología y lo que le está ocurriendo, debido a que lo comprendería una vez esté completamente integrado a ese nuevo entorno y desee participar conscientemente de él.

Pero para que eso se dé, esa reintegración al entorno, entonces la muerte física tendría que completarse.

Los Espíritus se encuentran y se congregan por afinidad o con propósitos.

Por afinidad nos referimos a la similitud de gustos, pensamientos, sentimientos y fines.

Por propósitos entendemos que, para dar un ejemplo simple, entre un grupo de espíritus confundidos pueden encontrarse Espíritus Esclarecidos, con el propósito de apoyar u orientar a dicho grupo.

Lo que los une no necesariamente es la afinidad, sino el propósito.

Al reunirse por afinidad o propósitos, cualquier espacio es válido para que se dé dicha dinámica.

Un error común de muchas personas, probablemente porque no se han podido desembarazar de las mitologías religiosas, es que piensan que los “buenos van para un lado y los malos van para otro”.

Como si nuestros seres amados estuviesen cumpliendo algún tipo de cadena perpetua y apenas se pueden acercar bajo un tipo de libertad condicional o bajo palabra.

Es sumamente tétrico y desesperanzador el comprar esa idea, y vivir con ella, de que el amor puede encontrar una barrera tan simple como la distancia, el tiempo o el espacio. No es así.

Allá les inculcaron la idea del purgatorio y el infierno, así que algunos espíritus pensaron que hacer una transposición de dichas ideas, pero “depurándolas” sería una buena idea.

Diseñar regiones, espacios, para que el sufrimiento se aglomere, para que los ignorantes se regodeen, es fruto de una insensibilidad y pesimismo de corte materialista.

En vez de espacios de sufrimientos, en realidad donde haya dos o más espíritus en condiciones paupérrimas, ahí encontraremos sufrimiento, angustias, dolor.

No es cuestión de localización o de ubicación, es cuestión de irradiación pensa-mental.

Los espíritus nos rodean, están en todas partes, conviven con nosotros, o convivimos entre ellos, todo depende de la perspectiva.

La realidad extrafísica no es una serie de pisos donde están superpuestos unos sobre otros.

Es más una interdimensionalidad apenas separada por la vibración de los patrones de pensamiento de quienes en ella habitan.

Tal como sucede con las ondas de radio, las ondas sonoras, las microondas, las ondas de los móviles y muchas otras.

Nos rodean, nos bombardean, nos traspasa, pero no ocupan un espacio invasor o específico en el espectro de nuestra cotidianidad.

No vemos a los individuos tratando de esquivar alguna de estas ondas o evitando ‘chocar’ con ellas, porque no se corresponden a ese tipo de interacción.

Por esto, algunos espíritus confiesan sentirse solos, abandonados y en oscuridad, aunque a su lado se encuentren su Espíritu Protector, sus Seres Amados que desean ayudarle u otros Colaboradores, que no son percibidos por el necesitado, debido a la “distancia” al “aislamiento” que presenta el pensamiento pesimista, auto centrado, culpable o ignorante.

La dinámica espiritual, en cuanto a los Espíritus Mentores, Orientadores o Colaboradores del Bien, es colaborativa, cooperativa, no jerárquica o por cadenas de mando.

Es decir, nuestra costumbre de ver títulos, puestos, estructuras perpetuas o rígidas y paternalistas no es la dinámica que se da en la Vida Mayor.

Los Espíritus que gravitan en la onda del servicio, de la caridad, de la compasión, no se sirven de jerarquías para reconocerse y apoyarse, sino de la irradiación mental o periespiritual que los hace identificarse en un mismo propósito, que los ayuda a comunicarse sin obstáculos y les permite trabajar concertadamente.

Saber esto, pone en evidencia que las “ciudades” o los “palacios” y demás “estructuras” en la realidad extrafísica, no corresponden a “lugares” concretos, dirigidos por “emisarios divinos o angelicales”, sino que más bien son representaciones ideoplásticas temporeras para el beneficio de quienes necesitan una referencia en su re-adaptación a la vida extrafísica.

Son realidades o espacios paralelos, diseñados por Espíritus experimentados en la proyección y manipulación de energías sutiles con fines específicos. Incluso los grupos espíritas podemos participar, consciente e intencionadamente, en la creación de realidades de carácter asistencialista a través de la ideoplastía.

Estos espacios o realidades no necesariamente se encuentran a kilómetros o millas de la Tierra, como si fuésemos el centro de la Vida Espiritual, sino que en un espacio donde no hay fronteras, arriba o abajo, todo se puede diseñar, sin que implique intrusión, choque o amerite más espacio para que quepan más “estructuras”.

De nuevo, recordemos el ejemplo de los distintos tipos de ondas.

Los Buenos Espíritus, los Mentores particulares y grupales, los Colaboradores del Bien, los Amparadores de la Humanidad, los Mensajeros de la Armonía y el Progreso, están en todas partes, en todo momento.

El Bien no tiene límites, no encuentra resistencia, no reconoce barreras.

Donde hay lágrimas de alegría, de emoción, de satisfacción, de agradecimiento, allí se encuentran ellos compartiéndolas, vibrando en la misma alegría, inundándonos con sus energías sutiles, elevando nuestros sentimientos y emociones.

Donde hay lágrimas de angustia, de dolor, de desesperación, de indignación, de tristeza, ellos están allí para enjugarlas, para animar, para inspirar, para motivar, para infundir un sentido de esperanza, de continuidad, de optimismo.

Nuestras acciones son nuestros pensamientos coagulados o concretizados; nuestras palabras son nuestros pensamientos hechos vibración sonora en vías de impactar; nuestros pensamientos son nuestra irradiación mental y reflejan la riqueza o carencia, la abundancia o la insuficiencia de conquistas superiores y sentimientos nobles.

Es a través de nuestros pensamientos, palabras y acciones que nos hacemos afines con los Buenos Espíritus.

Como nos han dicho ellos mismos, donde haya un ser humano pensando, sintiendo, haciendo, actuando, allí estamos, toda la humanidad encarnada y desencarnada, representados.

Con nuestras sombras o nuestras luces, la compañía grata, la solidaridad divina, la cooperación superior, siempre ha estado, está y estará presente.

Por José E. Arroyo

Publicado en la revista A la Luz del Espiritismo. Publicación Oficial de la Escuela Espírita Allan Kardec. Puerto Rico. Año 2. Nº7. Julio 2016 https://www.educacionespirita.com/

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