Multiblog: Para que el Espiritismo marche…

Lumen & Muriel han escrito:

Cambiar el “chip” es necesario; esto forma parte tanto de la auto reforma personal, como de la responsabilidad que asumimos ante una doctrina tan grande y renovadora como es el Espiritismo. Es lo que los Espíritus esperan de todos…

Pero hace tiempo que, en general, los espíritas creamos una nueva ortodoxia, y la fe (excluyente) en determinados líderes y prácticas se instaló en nuestras reuniones, colocándose en su puesto el adoctrinamiento y rigidez de lo aprendido. Y a esta norma nos hemos ido acostumbrando.

El fondo es (o intenta serlo) lo enseñado por el Espiritismo, pero la práctica externa humana sigue adoptando las limitaciones y errores de las ideologías de siempre…

La apología es un éter que anestesia, y esta puede venir en forma de libro, manual de estudio o líder presuntamente infalible al cual se termina procesando ciega veneración, y, consecuentemente, todo esto hace actuar al espírita y las instituciones de manera limitadora y cerrada.

Para creer en el más allá no hace falta tanto rollo adoctrinador (camuflado de estudio), y para ser buena persona no hace falta tanta culpa…

La pervivencia (y razón de ser) del Espiritismo es ir de la mano de la filosofía…y la filosofía (diálogo, pensamiento vivo, etc.), hace tiempo que, en líneas generales, salió de los centros para ir haciendo hueco a lo aleccionador y/o impostado.

Y justo esa es la savia que se echa en falta cuando un buscador librepensador pisa un centro; se encuentra ideas de base que le gustan o atraen, pero el “embalaje” (evangelización innecesaria del corpus espiritista, rigidez de pensamiento, etc.) es el del viejo modelo….

De esta manera hoy es poco probable que un centro espírita sea un lugar de intercambio y crecimiento; tal vez sobren manuales y dictados…y falte escucha sincera, espontaneidad y diálogo.

Y sin esta premisa el Espiritismo nunca podrá ser la promesa de futuro que los Espíritus desearon.

El corpus doctrinario que los Espíritus superiores legaron no fue para dejarlo inmóvil, sino para que marchase con los tiempos y no quedase como otras “tablas de la ley”.

La intención mayor no fue crear una nueva ortodoxia, sino una vía para ensanchar horizontes y mejorarnos.

Pero, seamos honestos y reconozcámoslo: un gran porcentaje de espíritas (e instituciones que los representan) confundieron la praxis, terminando por invertir recursos y tiempo en crear plataformas en las que es imposible interactuar si no sigues determinado “guión”, o reduciendo la grandeza del legado espírita actuando como los predicadores del pasado.

Hay una espiritualidad (natural) emergente, consonante con la marcha del progreso humano, y los espíritas no podemos estar desconectados de ella al proseguir imantados a la interpretación religiosa de las últimas décadas.

Abrir en una reunión un libro de la codificación no debería tener la apariencia de una costumbre ritualizada, ni menos aún de un acto de fe, sino una ocasión (única y especial cada vez que se realiza), para compartir y crecer, utilizando para ello el diálogo abierto (y respetuoso), crear un clima recogido y armonioso, y la participación libre de cada miembro.

Con este base de fondo (y esto es crucial), se hace imprescindible la adaptabilidad del mensaje original al lenguaje, las temáticas y los desafíos de nuestra actualidad evolutiva (todo nuevo asistente debe sentir que tanto los asuntos y desafíos mundiales, como sus propias inquietudes existenciales encuentran eco en el espacio de cada reunión).

Hay un número de cosas aprendidas (innecesariamente) en la contemporaneidad, que los espíritas debemos ir sacudiéndonos de encima… Ahora es el tiempo. Sólo así el legado kardeciano y su mensaje recuperarán su auténtico sentido.

Por Lumen & Muriel para zonaespirita.com